A partir del estudio de Propuesta Ciudadana sobre la diversificación productiva en territorios extractivos, ¿Cuál es su diagnóstico en el caso de nuestra región?
Arequipa es una de las regiones con un nivel de diversificación alto en términos de empleo y producto, ese es un primer dato. Si la comparamos con la estadística nacional y las regiones cercanas, como Cusco, encontramos que existe un crecimiento [económico] más balanceado y menos volátil, y eso se debe a que hay cierta diversificación de la economía.
Es decir, ¿Arequipa está mejor respecto al resto del país?
Ligeramente mejor. Sin embargo, es una región que todavía se caracteriza por ser extractiva. Más del 25 % del valor agregado regional se explica por la extracción de minerales, y eso caracteriza su dependencia en ingresos fiscales, en términos de canon, regalías, etc., y además genera una potencialidad. El reto es cómo hacemos para que la minería sirva o abone a un proceso de incremento de las actividades transformadoras con mayor valor agregado. Allí, lo que hemos encontrado es que hay mucho potencial en el conjunto metal-mecánico y también en la industria textil, específicamente en la de los camélidos, y en la industria químico-farmacéutica.
Si traducimos esta escasa diversificación productiva en ingresos salariales, ¿cuál es la situación de Arequipa?
El ingreso promedio de Arequipa es más alto que el de otras regiones. Por ejemplo, en los últimos diez años los salarios de Cusco representan apenas el 60 % del sueldo promedio de los arequipeños. Eso se debe a una matriz [productiva] mucho más diversificada.
¿Qué sectores productivos son los que ofrecen un mejor salario en Arequipa?
No hemos hecho una revisión exhaustiva sector por sector, pero el rubro minero y el energético son los que a nivel nacional tienen mejores ingresos.
En Arequipa, el sector de comercio y servicios es muy importante, ¿cómo está en ingresos salariales comparado con otros?
En general, la productividad de este sector es relativamente baja, por consiguiente las remuneraciones también son menores respecto a otros sectores. Por eso, la apuesta, en términos de diversificación productiva, es apoyar a los sectores de productividad intermedia, como manufactura, transportes y comunicación, o construcción, que son más intensivos en la generación de empleo.
Esta dependencia económica que tiene Arequipa en el sector minero, ¿es perjudicial si pensamos en el futuro?
No es perjudicial, es una característica particular de su territorio y también es una potencialidad. Es notable la posibilidad que se tendría para poner en valor el cobre; no solo pensar en extraerlo y producir cátodos, sino convertirlo en cable, como ocurre en China, y que después acabe en electrodomésticos, automóviles y otros bienes finales. Ese sería un paso importante.
Otro rubro de mucha empleabilidad en Arequipa es el agropecuario, ¿cómo lo evalúa?
Se caracteriza por tener menor productividad, y parte de la razón de esto es la existencia del minifundio. Las tierras están muy fragmentadas y dificultan la economía de escala, el acceso a la tecnología y la acumulación de capital. Allí, el reto es cómo hacemos para que Majes II genere una agricultura más tecnificada, con mayor valor agregado y que, de alguna manera, tenga un apoyo decidido, como recibió la agroindustria en Ica, que es la región con menos pobreza y con más trabajo asalariado del país. Esto en cuanto a la gran agricultura, pero también hay que generar oportunidades para la pequeña agricultura tradicional —que produce bienes de otras características y que debe orientarse a productos orgánicos o ecológicos— que puede colocarse en mercados internacionales a través de la marca Perú.
¿De quién depende fomentar estos cambios, del Gobierno nacional o del regional?
Al inicio pensábamos que dependía del Gobierno nacional y parte de esa responsabilidad fue la aprobación del Plan Nacional de Diversificación Productiva, que nos dejó el anterior gobierno; pero la gestión de Kuczynski decidió mandar este plan a la congeladora, al igual que las mesas de diversificación productiva que habían avanzado. Ahora, porque no podemos esperar hasta el 2021, quizá lo mejor sea impulsar la creación de CITE [centros de innovación tecnológica], así como mesas de diversificación a nivel regional que dependan del gobierno regional o de mancomunidades de diferentes municipalidades.
¿Por qué no le interesa al gobierno de Kuczynski fomentar la diversificación productiva?
(Responde con Epifanio Baca) La posición del Gobierno fue clara ni bien se instaló, el ministro [de la Producción] Bruno Giuffra, en sus primeras declaraciones, dijo que la diversificación productiva era un mito y que se debía dejar que el mercado defina qué se debía producir y qué no. Ellos tienen una mirada muy liberal hacia este asunto y donde el Estado debería tener una injerencia mínima. Por lo tanto, [según ellos] tener políticas de diversificación productiva huele a intervencionismo estatal, y eso no lo aceptan.
¿Lo contradictorio es que esa dependencia en el mercado nos podría condenar a ser un país productor de materias primas y nada más?
Así es. Lo que pasa es que esa postura ideológica colisiona con la experiencia de países de Asia y América Latina, donde se muestra que es necesaria la presencia promotora del Estado.
¿Los países desarrollados impulsaron la diversificación productiva o exportan materias primas?
Con información del Banco Mundial se demuestra que los países desarrollados son los que exportan manufactura. Por ejemplo, China, Corea del Sur, Estados Unidos y Alemania, no importan las latitudes. Incluso, los países con mayor ingreso per cápita de América Latina son aquellos cuyas canastas exportadoras tienen una mayor presencia de la manufactura.
Lo que llama la atención en este análisis es que Kuczynski, en su primer viaje internacional como presidente, fue a China para promover la industrialización de nuestra minería. En el sur se creía que entonces el cobre sí se exportaría como alambre. Han pasado dos años y no hay nada concreto.
China está pasando por un proceso de incremento de ingresos salariales año a año, entonces su competitividad basada en salarios bajos está acabando; por eso hay cierta fuga de capitales a otros lugares con empleos baratos, como Bangladesh. Por eso, no creo que estén interesados en ceder la manufactura del cable de cobre.
¿Qué tan difícil es implementar una industria de producción de cable de cobre en el Perú?
Hay varios retos. Hemos identificado una falta de diálogo de la formación técnica y la profesional con la demanda de fuerza de trabajo del sector privado. Además, existen mecanismos para incentivar la agroindustria y la minería en el Perú: beneficios tributarios, estabilidad jurídica y regímenes laborales especiales, en el caso de la agroindustria; pero estos no existen para la manufactura. Otra sería la historia si estos beneficios, que se aplican desde los años noventa, se orientaran a sectores como la manufactura.
Hablamos de estímulos económicos y tributarios para potenciar la diversificación productiva y que, además, generarían mayores ingresos fiscales al país.
Así es. La manufactura en el 2016 aportó cuatro veces más que la minería, en cuanto a los tributos internos, aun cuando era limitada y acumulaba cuatro años consecutivos de caídas. Eso nos demuestra que hay una potencialidad interesante en este sector. Ya es tiempo de ver cómo avanzamos en la modernización de la matriz productiva del país, recurriendo a estos mismos beneficios que se usaron en otro momento para promover el que otros sectores generen mayor valor agregado.
Por: Rolando Vilca Begazo
Fuente: Encuentro