Las cifras, pese al discurso predominante hoy en día, generan dudas y sinsabor. En el caso específico de Arequipa y su relación con la minera Cerro Verde, también
Aunque se le menciona frecuentemente como ejemplo de la buena relación que puede existir entre una comunidad y una empresa extractiva, las cifras ponen en entredicho esa armonía.
La tributación minera
La frase general sobre la dependencia del Perú respecto al sector minero, para una buena recaudación, queda desmentida con las cifras. En el siguiente cuadro elaborado por la organización Propuesta Ciudadana se establece que, en el 2018, el aporte tributario del sector minero equivale solamente al 1,3% del PBI nacional. Históricamente, no pasa del 5%.
Otro mito respecto a la minería es que son buenos contribuyentes, lo que difícilmente se puede afirmar tras examinar los números. En general en el Perú, con una presión tributaria de 13%, no existe una cultura de pago de impuestos. Históricamente, el país registra elevados niveles de fraude fiscal. En el 2017, por ejemplo, según cifras de SUNAT, el incumplimiento en el pago del impuesto a la renta fue de 51.6%. Esto equivale en soles a la cifra de 32 mil 935 millones. Si a eso le sumamos lo que se dejó de pagar por IGV, la cifra total que se dejó de pagar en tributo es de 56 mil millones de soles, el doble del presupuesto anual del sector Educación, si queremos compararlo con algo. En 2018, SUNAT estima que esa cifra ha crecido a 66 mil millones de soles.
A la evasión o elusión, se suman las deudas tributarias que mantienen las grandes empresas en el país, las cuales han judicializado, como mecanismo para postergar los pagos indefinidamente. Según el portal Ojo Público, hasta 2016, las grandes empresas habían judicializado nada menos que 20 mil millones de soles en deudas tributarias, en más de 800 procesos. La Minera Cerro Verde es una de ellas, además de otras compañías del rubro. El portal Convoca, hizo un recuento de las deudas tributarias de Cerro verde, en un informe publicado en abril del presente año, del que se puede deducir que la cifra es de varios miles de millones de soles.
Adicionalmente a esta tradición de malos pagadores, el sector minero goza de exoneraciones y beneficios tributarios privilegiados. Una de ellas es la devolución del IGV. Esto es, la recuperación de los pagos por concepto del IGV dentro del país, cuando el grueso de sus ventas es al exterior, por el principio de «los impuestos no se exportan».
Cuando las empresas tienen altas utilidades, aplican las devoluciones para reducir su pago del Impuesto a la Renta (fuera de la deducción en el IGV); y cuando las empresas tienen baja utilidad y su impuesto a la renta es bajo, pueden solicitar la devolución del IGV en efectivo.
Las devoluciones no han parado de crecer en los últimos años. Entre 2016 y 2018 han sumado más de 50 mil millones de soles. Y el sector minero ha sido el principal beneficiario de estas devoluciones. En 2017 captó el 36% de la suma total y el 2018, el 23%.
Según los cálculos de Propuesta Ciudadana, entre 2012 y 2018, el sector minero recibió más de 25 mil millones por devoluciones. En 2018, por ejemplo, por cada 100 soles pagados de impuestos, les fueron devueltos 38 soles. Su aporte neto como contribuyentes fue menor a los 7 mil 400 millones de soles en ese año. Y en el 2017, menos de 2 mil millones, sumando todo el sector minero. Pero lo que resulta incomprensible, como puede verse en el cuadro, es que en 2016 su aporte fue negativo. Recibieron en devoluciones 755 millones más de lo que pagaron.
El caso Cerro Verde
La minera es responsable de los números que se manejan como exportaciones de Arequipa. En 2018, según estimaciones del Mincetur, las exportaciones de la región alcanzaron los 5 mil 200 millones de dólares. El 90% corresponde a la minería. Y el 58% corresponde sólo a Cerro Verde, que exportó minerales por poco más de 3 mil millones de soles en 2018.
Pero como puede verse en el cuadro, los ingresos de la empresa avanzan en dirección opuesta a su utilidad y, por tanto, al pago de impuestos.
La explicación está en el hecho de que sus costos de ventas han subido exponencialmente, aparentemente a causa del incremento en su gasto financiero y en su gasto operativo, como se ve a continuación.
Y esto ¿qué significa? De la información que brinda la empresa a la Bolsa de Valores de Lima y, debido al secreto tributario, no es posible conocer a detalle cómo se genera esos gastos. A grandes rasgos, estos son los componentes de su costo total de ventas. Nótese el crecimiento del costo por depreciación y amortización, lo que podría deberse al beneficio de depreciación acelerada de activos que tiene el sector minero.
Lo cierto es que sus niveles de contribución no han sido significativos para la región, como puede verse en el siguiente cuadro. Así pues, con casi el 60% de exportaciones, su contribución al presupuesto de inversiones de la región, es insignificante.
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