A un año del gobierno de PPK
La corrupción, las dificultades para responder a los impactos del fenómeno del Niño costero, la recesión en ciernes de la economía y un creciente malestar social, evidencian la crisis en la que se encuentran sumidos la economía y el Estado peruanos, que requieren por tanto de reformas y cambios importantes como los necesita el modelo económico.
Sin embargo, es obvio que el gobierno de PPK, ya sea por razones ideológicas relacionadas a los intereses particulares de sectores económicos en el país a los que fácilmente pueden representar sus ministros, o por la incapacidad política de sus miembros, no ha podido implementar ni tímidamente dichas reformas.
El discurso presidencial se caracterizó por carecer de la más mínima autocrítica, por parecer un discurso inaugural como si todo este año no hubiese pasado, lleno de promesas y generalidades, así como por la ausencia de temas fundamentales para los peruanos y peruanas desde las huelgas que sacuden al país hasta temas que consideramos muy importante en el marco de la apuesta del gobierno de ingresar a los países que hacen parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE- en camino al bicentenario.
Vale la pena recordar que la propia OCDE considera que el importante crecimiento económico alcanzado en las últimas décadas no puede seguir sustentándose en la exportación de minerales, y que se requiere potenciar las capacidades productivas de los territorios, lo que implica un necesario fortalecimiento de los gobiernos descentralizados y una mayor articulación intersectorial e intergubernamental.
Si bien es cierto en este año de gobierno se han dado algunas iniciativas como los llamados GORE-Ejecutivo, -donde se discuten y definen proyectos entre los gobiernos descentralizados y las autoridades sectoriales-, se han establecido medidas para mejorar la formulación del presupuesto y hacer más predecible su ejecución, se dista mucho aún de tener una política clara respecto de la descentralización. No se tiene mayor referencia de lo que se propone el nuevo viceministerio de gobernanza territorial respecto al tema.
Lo único dicho por el Presidente sobre descentralización en su presentación el 28 de julio, fue su mención a que este proceso tiene dificultades porque se hizo de manera apresurada, obviando la manera en que se fue desmontando y boicoteando esta reforma tan importante que tiene ya más de una década de recorrido.
La reconstrucción del país tras los embates del fenómeno del niño costero, supone una posibilidad para corregir el rumbo. Sin embargo, los gobiernos descentralizados son actores muy secundarios en este proceso, la planificación y el ordenamiento territorial no han sido considerados. Y es que un compromiso serio con la descentralización, la planificación, el ordenamiento territorial y la diversificación productiva implican un Estado más activo y una perspectiva distinta del desarrollo que el gobierno actual está lejos de considerar. La práctica desaparición de las políticas de ordenamiento territorial y la idea varias veces exteriorizada de que la diversificación productiva llegará por la acción espontánea del mercado así lo atestiguan.