Es extraño el interés de un sector del gobierno por reinstaurar el beneficio de la estabilidad tributaria para las empresas del sector minero, en un contexto de precios altos e importantes reservas. La experiencia de otros países latinoamericanos nos muestra que este tipo de medidas no son necesarias para atraer nuevas inversiones.
Recordemos que por los denominados contratos de estabilidad se ha impedido que las principales empresas mineras, como Yanacocha, Barrick, Antamina, Cerro Verde y Xtrata Tintaya, entre otras, paguen las regalías y un porcentaje justo de las sobreganancias. El Estado ha dejado de percibir más 500 millones de soles el 2006 y 600 millones de soles el 2007 por regalías no cobradas. Se puede afirmar, por ello, que el Perú regala sus recursos.
En lo que se refiere a las ganancias extraordinarias de las empresas, calculamos que éstas han sido de 10 mil millones de soles el 2006 y de 12 mil millones de soles el 2007. La razón no es otra que el incremento de los precios internacionales, ya que no se ha incrementado la producción ni se han hecho innovaciones tecnológicas significativas en el sector. De este enorme salto en las utilidades, las empresas dan un aporte ‘voluntario’ de 500 millones de soles anuales, durante cinco años, siempre y cuando sigan los precios altos. Con el agravante que la gestión de estos recursos no la hace el Estado sino las propias empresas. Ha quedado en el olvido la promesa electoral de imponer un impuesto a las sobreganancias, como una justa retribución a quienes somos los propietarios de los recursos.
Si sumamos el no cobro de las regalías y calculamos un 30% de las ganancias extraordinarias como una compensación moderada por la explotación de nuestros recursos naturales llegamos a la conclusión que en estos dos últimos años, el Estado ha regalado más de 2,500 millones de dólares. Monto nada despreciable que se pudo haber utilizado en: i) fondo de compensación para aquellas regiones que no han tenido la suerte de contar con una explotación minera o petrolera; ii) fondos de estabilización de ingresos que ayudaría a mitigar los impactos ante la caída de los precios o el agotamiento de los recursos; iii) inversión en fondos financieros que ayuden a percibir rentas futuras cuando se agote el recurso; iv) fondos para inversiones especificas, por ejemplo, en educación.
Frente a esta realidad, el gobierno ha cambiado la agenda desde el inicio de su gestión, pasando del “debate sobre la redistribución de las rentas” al de “las dificultades que tienen los gobiernos subnacionales para el uso del canon”, tema importante pero no excluyente del primero. El objetivo no es otro que desaparecer del debate público y de la agenda de diálogo con los gobiernos regionales, el tema del cobro de tributos a las sobreganancias.
El Estado tiene que buscar mecanismos para incrementar sus ingresos y llevar adelante una efectiva estrategia redistributiva. Existen diversas experiencias de este tipo a nivel mundial. Como resultado de mayores precios de los minerales, varios gobiernos han adoptado medidas para aumentar su participación en los beneficios generados por las actividades extractivas, modificando el sistema fiscal y de relaciones contractuales con las empresas transnacionales. Ejemplos podemos encontrar varios en el Reporte Mundial de las Inversiones 2006 de la UNCTAD. Veamos algunos:
- Cambios en la regulación en Australia, que aplica una regalía sobre la producción de oro. En el 2006, el Reino Unido implementó un impuesto a las sobreganancias del petróleo en el Mar del Norte, junto con el incremento de impuesto a las corporaciones de 10% a 20%.
- En Rusia, el gobierno está introduciendo nuevas limitaciones a la participación extranjera en el capital de empresas estratégicas y en la exploración y la explotación de los grandes campos de petróleo y gas. La nueva ley del subsuelo, presentada al Parlamento en 2005, se espera que entre en vigor a finales de 2007. Ya el 2003, el gobierno renegoció casi la totalidad de los contratos de las empresas transnacionales relacionadas con el petróleo y el gas, producto de lo cual se ha obtenido un aumento de la participación del gobierno en los retornos de los proyectos, así como altas tasas de impuestos y de las regalías.
- Argelia promulgó un impuesto a las sobreganancias sobre el valor de producción a precios superiores a 30 dólares por barril de petróleo en diciembre de 2006. El tipo impositivo oscila entre el 5% y el 50%, dependiendo del total producido.
Sudáfrica está revisando su legislación en la minería con el fin de aumentar los ingresos del Estado en este sector. El proyecto de ley propone una tasa de regalías entre 1% y 6%, dependiendo del tipo de mineral.
Autor:
Grupo Propuesta Ciudadana
Fecha de Publicación:
Mar, 22/01/2008
