Durante el año 2005, el proceso descentralista estuvo dominado por el debate sobre la integración de 16 departamentos en cinco regiones. Como todos sabemos, la ciudadanía rechazó abrumadoramente las propuestas de integración, lo que generó un amplio debate en torno a las causas de este rechazo y, en menor medida, en torno a cómo y en qué plazos relanzar el proceso de conformación de nuevas regiones.
En este contexto, se prestó poca atención a otros aspectos igualmente importantes de la descentralización. Entre ellos, la transferencia de los programas sociales y proyectos especiales a las municipalidades y regiones; la descentralización del presupuesto general de la república; la transferencia de competencias; y el funcionamiento de los mecanismos de participación.
El año 2006, por su parte, será un año inevitablemente dominado por los procesos electorales, nacionales primero y regionales después. ¿Qué esperamos -en términos del proceso descentralista- de este nuevo año?
En primer lugar, no creemos que se puedan lograr avances significativos –normativos ni prácticos- en cuanto a la descentralización. No existen ya en el Congreso los consensos básicos ni el liderazgo político que permitan sacar adelante las modificaciones legislativas necesarias para relanzar el proceso descentralista antes del cambio de gobierno en julio del 2006. No existe tampoco ahora un Consejo Nacional de Descentralización que tenga la credibilidad ni el liderazgo necesarios para relanzar el proceso.
Nos parece, entonces, que, si no hay posibilidades de avanzar el proceso como tal, lo más importante será lograr que las fuerzas políticas que aspiran a gobernar a partir de julio del 2006 asuman la descentralización como un eje principal de sus propuestas de gobierno y que, al hacerlo, definan propuestas concretas frente a cinco aspecto centrales del proceso:
- La transferencia de los programas sociales y los proyectos especiales.
- La descentralización presupuestal y la descentralización fiscal.
- La transferencia de competencias.
- La participación y vigilancia ciudadanas en los gobiernos regionales y locales.
- La integración regional.
Una vez constituido el nuevo gobierno, es preciso lograr que la descentralización sea un componente esencial de su agenda inmediata. Para ello, será imprescindible que el nuevo gobierno defina un paquete de acciones inmediatas relativas a la conducción del proceso (qué hacer con el CND en términos de organización y conducción) y al relanzamiento del proceso mismo (qué hacer con las transferencias de programas, proyectos y competencias, con la integración, y con la participación).
Finalmente, ya de cara a las elecciones regionales y municipales de noviembre del 2006, es de esperar que los partidos políticos nacionales y los movimientos regionales y organizaciones locales presenten al electorado regional y local programas y propuestas concretas de desarrollo en cada uno de dichos ámbitos. A diferencia de la situación enfrentada en las elecciones regionales y locales de noviembre del 2002, en esta oportunidad ya existe una experiencia acumulada de gestión regional y local en un contexto de descentralización. Es de esperar entonces que los candidatos a los gobiernos regionales y locales cuenten con diagnósticos y propuestas precisas sobre la organización y gestión de los gobiernos en ambos niveles, con planes regionales y locales de desarrollo, con prioridades de inversión pública local y regional, mecanismos de transparencia, vigilancia y concertación ciudadana, relaciones con el empresariado, promoción de la inversión privada, entre otros.
La agenda está planteada. Toca a los políticos –hombres y mujeres- precisar cuál es su oferta electoral sobre estos temas nacionales, regionales y locales relativos a la descentralización. Y toca a la ciudadanía -la que tiene en el voto la última palabra en esto temas- evaluar la coherencia de esas propuestas y decidir quién ha de hacerse cargo de los destinos de la nación, las regiones y las localidades.
Autor:
Grupo Propuesta Ciudadana
Fecha de Publicación:
Jue, 05/01/2006