COVID-19 en regiones: Análisis a la tercera semana de abril en departamentos con más de 100 casos.
A poco más de un mes del inicio de la emergencia sanitaria por el COVID-19, resulta clave entender el comportamiento del contagio en regiones, y poder estimar los escenarios de corto y mediano plazo más allá de Lima. Una de las medidas potenciales dentro de la estrategia de salida es la fijación de territorios con distintos regímenes de movilidad y actividades, de acuerdo con las cifras de contagio que se vayan presentando en las siguientes semanas[1]. Así, estas “cuarentenas” regionales de distinto alcance e intensidad dependerán de la capacidad de los sistemas de salud locales de lidiar con las curvas de hospitalizaciones, y dentro de ellas, de las que requieran cuidados intensivos. Las tasas de letalidad serán un indicador fundamental para las decisiones de la salud pública.
En lo que va de abril, las regiones que presentan, fuera de Lima y Callao, más de cien casos son: Lambayeque, Loreto, Piura, Áncash, La Libertad, Arequipa, Junín, Cusco, Ica, Ucayali y San Martín. De estas, Lambayeque es la que muestra un escenario más complejo, con 741 casos positivos, pasando, tras la quincena, a Loreto como el primer espacio de contagio regional. En esta región norteña la tasa de positivos sobre pruebas tomadas es de 24.5% de acuerdo a la sala situacional del Ministerio de Salud, mientras la letalidad es de 12.15%. Estos números podrían estar indicando que la población contagiada es más numerosa que la que está siendo reportada hasta el momento, y parece necesario desplegar de manera más intensa la aplicación de pruebas en Chiclayo y los demás centros urbanos de la región[2]. Por su lado, Piura es la tercera región con 475 reportes positivos, elevando su participación sostenidamente desde el 14 de este mes. El salto en estos números traduce una expansión de la toma de pruebas, tanto serológicas como moleculares, como parte de la estrategia epidemiológica del sector salud tras recibir los nuevos stocks de muestras. Un segundo grupo es constituido por Áncash, La Libertad y Arequipa, que documentan contagios en el rango de 200 a 300. Un tercer grupo, entre los que están Junín, Cusco, Ica, Ucayali y San Martín, muestra tasas de crecimiento estacionadas, salvo esta última que ha visto multiplicar sus casos por 8 entre el 16 y el 20 de abril. De esta manera, es razonable esperar la constitución de la costa norte como un territorio de riesgo sanitario en las próximas semanas. Otro espacio de atención especial sería las regiones amazónicas de Loreto, San Martín y Ucayali.
Una mirada de cerca a la capacidad instalada de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) revela que los umbrales críticos de atención se están alcanzando. Contar con una UCI implica tener una serie de variables cubiertas: un médico/a y un/a enfermero/a por cada cuatro camas[3], equipos de reanimación, ventilación mecánica y monitoreo, además de otros instrumentos especializados. Y si bien ampliar el número de estas unidades toma tiempo y recursos, el Ministerio de Salud informa que tiene 504 UCI para cuidados relacionados al COVID-19. En regiones, ha sido difícil obtener números exactos, lo que habla de las trampas de producción y transmisión de información confiable sobre un punto clave de la estrategia sanitaria. Con todo, las cifras publicadas indican que en Ucayali, Ica y Piura la ocupación de UCI es del 100%, y sólo Cusco, San Martín (que no tienen pacientes COVID19 en UCI) y Junín tienen menos de la mitad de su oferta comprometida. Con una tasa nacional del 2% de los casos positivos reportados[4], el límite de los servicios de cuidados intensivos regionales se acerca inexorablemente.
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Finalmente, si observamos los datos de la gestión presupuestal encargada de implementar la atención de salud para afrontar la pandemia[5], constatamos que las asignaciones más importantes están en el norte, Cusco y Loreto. No obstante, los porcentajes de avance difieren, en La Libertad, Lambayeque y Piura con ejecuciones aún tempranas que bordean el 15%. Por su lado, Arequipa, Junín e Ica han superado el 50% de devengado de sus recursos. Es importante anotar que estas cifras traducen la atención de necesidades de operación que varían de región en región, e incluso de hospital en hospital, y que son dinámicas dada la velocidad con la que se están transfiriendo recursos vinculados al comportamiento del contagio. No obstante, es de notar los bajos ratios de implementación en tres de las regiones más golpeadas en lo que va de la emergencia sanitaria, y cabe vigilar si ello se traslada al desempeño en la provisión del servicio.
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[1] “Ministro de Salud estima habrá cuarentenas focalizadas por región después del 12 de abril”: https://andina.pe/agencia/noticia-ministro-salud-estima-habra-cuarentenas-focalizadas-region-despues-del-12-abril-791522.aspx
[2] Hacia el 21/04 Lambayeque tiene un acumulado de 3025 muestras, entre rápidas y moleculares.
[3] Para hospitales de nivel II-2 según la norma técnica del Ministerio de Salud.
[4] Tasa agregada que debe modularse a las especificidades del contagio regional.
[5] No incluye la compra de equipos médicos (como ventiladores) o las modificaciones a la infraestructura de los centros de salud.
Economista Epifanio Baca sostiene que del desempeño del sector público dependerá la reactivación de la economía. El problema es la poca capacidad de gasto, ya que solo les quedaría 7 meses.
Cuando acabe la batalla contra el COVID-19, empezará la pelea para revertir la recesión económica. Se vienen tiempos difíciles: se redujo al mínimo la inversión, se afectó el consumo e inevitablemente habrá más desempleo. La capacidad de las autoridades y funcionarios para invertir el dinero estatal acumulado en sus cuentas será prioritaria para superar la crisis.
La inversión pública ahora está paralizada. Más de S/ 25 mil millones tienen en conjunto los gobiernos regionales y municipales del sur, y las oficinas descentralizadas del Ejecutivo nacional. Una vez que concluya la cuarentena, tendrán siete meses para ejecutar obras y generar puestos de trabajo.
El dinero está guardado y las obras paralizadas. La cosa seguirá así mientras dure la emergencia. El factor COVID-19 frenó el gasto estatal. El promedio de ejecución en los gobiernos regionales es de 19%, mientras que las comunas provinciales y distritales apenas gastaron cerca de 15% de su presupuesto.
Un ejemplo. En Cusco el gasto global es del 17%. El Gore Cusco gastó el 19% y las municipalidades el 14.6%. Con obras paradas, los obreros eventuales no tienen ingresos económicos: cerca de 30 mil hombres. Cifras similares en las regiones del sur.
El coordinador del Grupo Propuesta Ciudadana, Epifanio Baca, sostiene que del desempeño del sector público dependerá la reactivación de la economía. No obstante, la lentitud de los procesos y la poca capacidad de gasto serán dos grandes obstáculos. Baca recordó, por ejemplo, que la reconstrucción del Norte apenas está a medio camino después de dos años del fenómeno de El Niño. “Debe haber un impulso fiscal fuerte, más inversión pública en grandes, medianos y pequeños proyectos. Sin embargo, conocidas las limitadas capacidades del Estado, se complicará el gasto”.
Reactivar obras
¿Cómo podría agilizarse las inversiones? El economista Pablo Villa sugirió que los gobiernos locales y regionales impulsen proyectos que demanden una masiva mano de obra. “Eso generará recursos económicos para las familias y estas a su vez aumentarán la demanda de bienes y servicios, que podría encadenar a otros sectores”.
“La inversión del Estado no puede parar, sobre todo en la construcción, este es uno de los factores que se encarga de dinamizar la economía”, coincide Alaín Alanoca, exconsejero regional del Cusco. Para eso las autoridades deben reforzar sus equipos técnicos.
En el sur hay una gran cantidad de obras millonarias trabadas. En Arequipa, Majes Siguas II de más de US$ 550 millones; en Cusco el hospital Antonio Lorena que cuesta más de S/ 230 millones. Reactivar esos megaproyectos creará empleo y ayudará a superar la recesión.
Villa observa con acierto que se debe “aprovechar (el dinero) para mejorar el sector salud, con inversión en la mejora sustancial de sus establecimientos, capacitación y de la situación de los servidores del sector”.
Majes II, vital para reactivar la economía
El Gobierno Regional de Arequipa requerirá una serie de inversiones públicas y privadas para reactivar la economía. Será vital destrabar Majes Siguas II, que cuesta más de US$ 550 millones.
El proyecto está parado desde que la contratista Cobra propuso modificar el sistema de riego, que representa otros 104 millones de dólares. El gerente de Promoción de Inversión Privada, Augusto Palaco, señaló que la Región retomará las obras de Majes II. También quieren viabilizar otros proyectos.